Los niños y adolescentes tienen una gran capacidad de regeneración ósea. Popularmente se dice que los niños son “como de goma” debido a que por más veces que se caen o se dan golpes, es difícil que se fracturen algún hueso y, si lo hacen, su proceso de curación es mucho más rápido.

El doctor Eduard Rabat, cirujano ortopédico y traumatólogo, y experto en cirugía del pie y del tobillo de Hospital Quirón de Barcelona, proporciona una dosis de tranquilidad ante aquellos padres cuyos hijos han sufrido la fractura de un hueso y temen que eso afecte al proceso de crecimiento de su pequeño.

Existen diferentes tipos de fracturas, aunque lo que más debe preocupar tanto a los padres como a los traumatólogos es que el cartílago del crecimiento no se vea afectado. Este cartílago es el que permite que el hueso crezca y se desarrollo. El hueso crece por esas partes blandas interpuestas que permiten, por un lado, que el hueso vaya creciendo y, a su vez, que también lo haga el propio cartílago. Este es un mecanismo complejo, de carácter genético, que ayuda a que los médicos realicen sus cálculos estadísticos y sepan cuando un niño dejará de crecer. Cuando eso ocurre quiere decir que las células del cartílago han muerto. En cuanto a las fracturas existe una manera de clasificarlas que permite hacer un diagnóstico de la bondad de esa lesión. La inmensa mayoría de estas lesiones son benignas, ya que la fractura pasa por el sitio donde mueren las células del cartílago, no donde nacen. Si esto no fuera así y afectara al cartílago, la fractura provocaría una desviación de la extremidad.

El pie es la parte que antes deja de crecer de todo el esqueleto. Sus cartílagos se cierran antes, a pesar de que la persona siga ganando centímetros de estatura. Por eso es normal encontrar a adolescentes con un número de pie que ya será el definitivo, mientras que su estatura aún aumentará más. Para saber si una persona ha dejado de crecer hay que realizar una radiografía en la región de la pelvis. Ese cartílago es que tarda más en cerrarse, así que cuando se ve ya cerrado se sabe que la persona ha dejado de crecer.

La hormona de crecimiento se produce en una glándula que tiene una acción directa sobre los cartílagos de crecimiento. Su exceso puede provocar gigantismo y su defecto enanismo. Además, muchos deportistas la utilizan como dopping, algo que legalmente no está permitido. Esta hormona aumenta la masa muscular, el volumen de los tejidos, y por eso hay que administrarla siempre con mucha precaución y bajo el control de un médico.