La  espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria que afecta  principalmente a las vertebras de la columna y a las articulaciones  sacroilíacas. Suele aparecer en la segunda década de la vida. De no  ponerse remedio por parte de los reumatólogos para frenar el avance, la  enfermedad afectara a otras articulaciones periféricas generandose otras  patologías, y en algunos casos una invalidez considerable. Los  medicamentos de última generación logrados mediante ingeniería genética  llamados TNF, factor de necrósis tumoral, han dado un gran paso en la  lucha para mantener controlada la enfermedad y evitar su evolución.
ias  fueron en aumento, de esta manera empezó el periplo por consultas  médicas y sus respectivos tratamientos. En mi primera visita al  traumatólogo (de entrada médico no apropiado para esta dolencia) volví a  casa con un arsenal de antiinflamatorios y con una gran preocupación al  desconocer lo que me estaba sucediendo. Ningún facultativo tenía la más  mínima idea de lo que tenía delante. Los primeros diagnosticos se  encaminaban a una lumbociática. El dolor y la limitación se hacían  insoportables a pesar de los medicamentos para la inflamación y los  relajantes musculares. Las radiografías y analíticas fueron las segundas  opciones. Tras una visita a un reumatólo en Badajoz sospechó de lo que  se trataba pero necesitaba una prueba concluyente, el antígeno de  histocompatibilidad humano HLA B27. La dolencia diagnosticada con más de seis años de retraso fue Espondilitis Anquilosante.  Hoy día afortunadamente se ha logrado que no se tarde tanto en su  diagnostico, logrando con este cometido que los pacientes desarrolen  menos limitaciones (cosa que no es mi caso) que les impida hacer una  vida relativamente normal, controlando los tan temidos brotes. La Espondilitis Anquilosante es padecida por más de 200.000 personas en España.