Metatarsianos
La utilización de la resonancia magnética (RM) junto a una buena exploración clínica son claves en el diagnostico diferencial de las fracturas de estrés y en la detección del edema óseo, según los expertos reunidos en las XXI Jornadas de Traumatología del Deporte organizadas por la Universidad Católica San Antonio de Murcia.
La resonancia magnética (RM) es clave en el diagnóstico diferencial de las fracturas de estrés, pero una buena exploración clínica puede adelantar la sospecha diagnóstica y favorecer una curación acelerada de las lesiones, sobre todo en el caso de deportistas profesionales que necesitan recuperar su actividad física. Las fracturas de estrés suponen un diez por ciento de todas las lesiones deportivas, siendo la extremidad inferior la más afectada (85 por ciento) por ser una patología asociada principalmente al atletismo. Una lesión de este tipo es frecuente que aparezca en metatarsos de los peregrinos un tiempo después de hacer el Camino de Santiago, aunque hace años aparecían sobre todo en militares.
Se trata de fracturas incompletas de los huesos, a modo de fisuras, que suelen producirse por estrés repetitivo de baja intensidad y que se cree secundan a un desequilibrio entre la reabsorción y la formación ósea. Normalmente aparecen en el hueso sano, que se deteriora por microtraumatismos reiterados, aunque también pueden ser secundarias a otras patologías o factores de riesgo, como las fracturas por insuficiencia ósea que afectan a ancianos con osteoporosis o a mujeres jóvenes con la triada de la atleta (alteraciones de la menstruación y de la alimentación junto con huesos debilitados). El estándar de oro para valorar las fracturas de estrés es la resonancia magnética, frente a la radiografía, el Tac o la gammagrafía, según afirman los expertos que han intervenido en las XXI Jornadas de Traumatología del Deporte organizadas por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).
Diagnóstico por imagen
A pesar de la utilidad de un buen examen físico y una radiografía convencional como primeros pasos para el diagnóstico, el cuadro clínico de las fracturas de estrés, que incluye edema óseo, sólo se detecta en las radiografías semanas después de la aparición del dolor. José Alonso, radiólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca, ha hecho hincapié en el papel de la RM para caracterizar las fracturas de estrés, por su sensibilidad, aunque sea una prueba menos específica que el TAC -que hace una buena diferenciación cortical medular y de partes blandas -, y ha recalcado que el diagnóstico por imagen ofrece información suficiente para descartar patologías tumorales que pudieran sospecharse.
“En algunos casos la imagen podría confundirnos, pero debemos saber que una lesión traumática nunca tendrá una forma ovoide, ni efecto expansivo en los tejidos; o que si aparece una línea hipointensa en médula o edema óseo, se trata de una fractura por estrés”. También el dolor típico de la fractura de estrés, que se define como insidioso y cede cuando el paciente reposa, ayuda a descartar patología maligna, teniendo en cuenta que tanto la fractura como el edema pueden dar una reacción articular adyacente.
Según Pedro Martínez Victorio, traumatólogo del mismo centro sanitario, los edemas óseos que más se identifican son los postraumáticos y los secundarios a otras patologías. “Lo que antes decíamos que era un esguince de tobillo, ahora aparece en la resonancia como edema óseo y tiene la característica de que esa imagen tarda en desaparecer cuando se hace el seguimiento de la fractura por estrés”.
Los edemas secundarios pueden aparecer por múltiples causas desde fracturas normales a procesos degenerativos, infecciosos o infiltrativos, pasando por complicaciones quirúrgicas. Uno de ellos es el síndrome de edema de médula ósea, de etiología desconocida, que engloba la osteoporosis transitoria -especialmente en varones-, así como el síndrome de osteoporosis de la mujer embarazada que provoca dolor mecánico coxofemoral. El traumatólogo lo ha diferenciado de las fracturas por insuficiencia, cuya etiología puede ser la osteoporosis, la medicación con bifosfonatos y corticoides, o por motivos iatrogénicos, reumáticos o tumorales. (Fuente: www.diariomedico.com escrito por Pilar Laguna Murcia).
Vía:http://medicablogs.diariomedico.com/normapernett/?p=3259